Flan de huevo

Puede parecer un poco empezar la casa por el tejado que tras cinco años haciendo postres y con una larga de lista de flanes hechos en ese tiempo, de una amplia variedad de sabores (chocolate, dulce de leche, café, turrón, ...) esta semana me haya dado por hacer el flan original, el clásico de toda la vida, el flan de huevo, pero es que yo soy así, impulsivo, las decisiones de que postres voy haciendo no es algo que planifique con antelación, es según me dé, en plan de estar una semana y pensar pues de repente me apetece hacer esto o lo otro (de hecho ya me ha dado por otro postre que seguramente llegue antes de que acabe la semana) y esta vez he pensado que variar e innovar esta bien, pero que de vez en cuando está bien volver a lo tradicional y poder disfrutar de ello como si de un postre nuevo se tratase.

Nos hará falta un cazo para hacer el caramelo, un cuenco grande donde mezclar los ingredientes, unas varillas para ello y unas flaneras.

Para esta ocasión los he hecho en moldes individuales que compre en una ferretería y que he utilizado ya en varias ocasiones para otros postres y me ha dado para hacer 6 flanes, por lo general he usado siempre un molde plumcake para esto, pero me apetecía probar a hacerlos así esta vez.

 

En menos de una hora lo tendremos listo, vamos a ello.

 

Ingredientes:

• Para el caramelo: 100 g de azúcar moreno y 50 ml de agua.
• 4 huevos.
• 125 g de azúcar moreno.
• Medio litro de leche.

 

Elaboración:

 

Preparar este postre lleva poco tiempo así que empezaremos por encender el horno a 180 grados, con calor arriba y abajo, donde introduciremos una bandeja con agua para que se vaya calentando.

 

Ahora nos ponemos con el caramelo, en un cazo echamos el azúcar moreno y el agua, calentamos a fuego medio-alto, cuando comience a hervir retiramos el cazo del fuego y le damos unos movimientos circulares para comprobar que el azúcar se ha disuelto completamente.

Repartimos el caramelo en las flaneras, un par de cucharadas en cada una.

 

 

Nos ponemos con el flan, antes de que se me olvidé, os recomiendo que los ingredientes estén a temperatura ambiente, así se integrarán mejor unos con otros y a la hora de hornearlos ahorraremos tiempo, bien seguimos, en un cuenco grande ponemos los huevos con el azúcar moreno, batimos con unas varillas y añadimos la leche, removemos hasta que veamos que todo se ha mezclado bien y lo repartiremos en las flaneras, lo más cómodo es pasarlo primero a una jarra para que nos sea más fácil este paso,

 

 

 

Con cuidado ponemos las flaneras en la bandeja con agua y lo vamos a hornear al baño Maria durante 40 minutos, como cada horno es diferente puede llevar algo más de ese tiempo e iremos vigilando por si la superficie de los flanes se llegara a poner muy dorada y para evitar que se queme lo cubriríamos con papel albal.

 

A los 40 minutos comprobaremos si están hechos clavándoles un palillo y si sale limpio es que ya esta, de lo contrario lo dejaremos 5 minutos más y volveremos a comprobar.

Apagamos el horno y con la puerta abierta dejamos que enfríen unos 10 minutos, más que nada es por precaución y poder retirarlos con seguridad sin quemarnos.

 

Una vez que estén templados los metemos en la nevera y los dejamos ahí al menos 5 horas, como os suelo decir con esto de los flanes lo mejor es hacerlos el día de antes para que estén toda la noche en la nevera.

Cuando vayamos a servirlo tenemos que coger un cuchillo liso, lo vamos a deslizar con cuidado entre lo que es el flan y la flanera, inclinamos sobre el plato sin retirar el cuchillo y con este separamos ligeramente el flan de la pared para que entre aire y se despegue y así caiga en el plato.

Hacemos esto con todos los flanes, los servimos y a disfrutar de ellos, del sabor típico que todos los que hemos probado el flan de huevo conocemos y esa textura tan característica.

¿Quién se anima a hacerlo?

Pequeños placeres, grandes momentos.