viernes, 6 de septiembre de 2019

Crème brûlée

créme brûlée siempre hay hueco para el postre receta



Dos postres esta semana estoy que me salgo, se hace raro ¿verdad? el caso es que el postre de hoy lo he hecho para participar en la iniciativa de instagram #losviernesreto que promueve la cuenta @losviernesreto y que consiste en hacer un plato de cocina relacionado con un tema en concreto que se propone cada semana y está tocaba el cine, otra de mis aficiones y claro no he podido pasar la oportunidad de juntar ambas, por lo que os traigo la crème brûlée que se puede ver en la película francesa Amélie, seguramente tarde o temprano este postre hubiese acabado llegando al blog pero con la excusa del reto aquí lo teneis, tan solo un día después de haber hecho los polos de piña y lima.

Vamos a necesitar 4 cuencos, moldes, cazuelitas, (o como queráis llamarlos) característicos de este postre o también para crema catalana (la tengo en postres pendientes y también la haré), una bandeja apta para el horno donde entren estos 4 cuencos, un soplete de cocina y una hora de tiempo. 

 

Ingredientes:
  • 500 ml de nata para montar.
  • Una vaina de vainilla.
  • 4 yemas de huevo.
  • 60 g de azúcar moreno.
Elaboración:

En un cazo echamos la nata, lavamos la vaina de vainilla, la abrimos a lo largo con un cuchillo y con la punta de este raspamos el interior para extraer las semillas, echamos las semillas y la vaina en el cazo, calentamos a fuego medio removiendo de vez en cuando.

Cuando comience a hervir retiramos del fuego y tapamos, lo dejamos así 20 minutos.



Cogemos la bandeja para horno y ponemos los 4 cuencos, echamos agua hasta que llegue a la mitad de los cuencos, los sacamos y ponemos la bandeja en el horno.



Cuando la nata lleve 15 minutos enfriando encendemos el horno a 150 grados con calor arriba y abajo.

En un cuenco grande echamos las 4 yemas de huevo y el azúcar moreno, batimos con unas varillas hasta tener una mezcla cremosa.



Retiramos la vaina de vainilla del cazo, le damos un par de vueltas con una cuchara y los colamos sobre la mezcla de yema y huevo, removemos con las varillas hasta integrar bien todos los ingredientes, lo pasamos a una jarra, así sera más fácil repartir en los cuencos.



Lo repartimos y ponemos los cuencos en la bandeja con agua que tenemos en el horno a una altura medio-baja, lo horneamos 30 minutos, vigilamos que el agua no hierba, de ser asi bajamos la temperatura del horno.




Pasados 30 minutos apagamos el horno, abrimos la puerta y dejamos ahí 5 minutos, sacamos la bandeja con cuidado y retiramos los cuencos, yo lo he hecho con ayuda de una espátula, dejamos que enfríen una hora (mejor si es sobre una rejilla) y los metemos en la nevera al menos 3 horas.



A la hora de servirlo espolvoreamos una capa de azúcar moreno que cubra toda la superficie, lo caramelizamos con un soplete, con cuidado de no quemar el azúcar.



Disfrutad de este gran postre.

Pequeños placeres, grandes momentos.

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